Terrores Nocturnos: Qué son, cómo identificarlos y qué hacer/ cómo reaccionar ante ellos



En este post, os vamos a hablar de los terrores nocturnos, un tema que nos parece muy interesante y que puede preocupar a muchos/as de vosotros/as, pues ¿quién no ha consolado a su hijo/a al haberse despertado de la siesta llorando, gritando, agitado, etc.? Pero… ¿cómo podemos saber si se trata de una pesadilla o un terror nocturno? 
A continuación, os damos algunas claves para saber identificar los terrores nocturnos, así como, algunas pautas de cómo actuar. 

¿Qué son los terrores nocturnos? 

Los terrores nocturnos son interrupciones del sueño que, además de causar un miedo intenso, pueden ir acompañados de gritos y movimientos del cuerpo. Si bien los terrores nocturnos pueden resultar alarmantes para los progenitores, no suelen ser una causa de preocupación ni una señal de un problema médico más serio. 

Los terrores nocturnos son provocados por una sobreexcitación del sistema nervioso central (SNC) durante el sueño. Para entender por qué se dan, es importante entender que el sueño transcurre en varias fases: es en una de esas fases (la etapa del movimiento rápido del ojo MRO) donde tenemos sueños (incluidas las pesadillas). 

Sin embargo, los terrores nocturnos ocurren en el sueño que no es MRO. Técnicamente, los terrores nocturnos no son un sueño, sino una reacción repentina de temor que ocurre durante la transición de una fase del sueño a otra. 

Los terrores nocturnos suelen ocurrir entre 2 o 3 horas después de que el niño/a se duerme, cuando el sueño pasa de la fase más profunda a la fase más superficial (MRO). Por lo general, esta transición ocurre sin problemas. Pero en algunos casos, los/as niños/as se alarman y se asustan, y esta reacción de miedo es un terror nocturno. 

¿Quiénes tienen terrores nocturnos? 

Los terrores nocturnos ocurren en niños/as con las siguientes características: 
Están excesivamente cansados/as o estresados/as 
  • - Toman un nuevo medicamento 
  • - Duermen en un nuevo ambiente o lejos de su hogar 
  • - No duermen lo suficiente 
  • - Consumen demasiada cafeína 

Los terrores nocturnos son relativamente poco frecuentes: ocurren en solo el 3% al 6% de los/as niños/as. Por el contrario, la mayoría de los/as niños/as tienen una pesadilla de vez en cuando. Los terrores nocturnos suelen ocurrir en niños/as de entre 4 y 12 años, pero se han visto también en niños/as de solo 18 meses. Parecen ser un poco más comunes entre los varones. 

Algunos/as niños/as tal vez hereden una tendencia a tener terrores nocturnos: aproximadamente el 80 % de los/as niños/as que los padecen tienen un familiar que también los padeció o que era sonámbulo (un tipo de trastorno del sueño similar). 

Un/a niño/a podrá tener un solo terror nocturno o varios antes de que desaparezcan. En la mayoría de los casos, los terrores nocturnos desaparecen por sí solos a medida que el sistema nervioso madura. 

¿Cuáles son los signos y los síntomas de los terrores nocturnos? 

Durante un terror nocturno, es posible que el niño/a: 
  • -Se siente repentinamente en la cama 
  • -Grite con angustia 
  • -Respire más rápidamente y tenga una frecuencia cardíaca más elevada 
  • -Esté sudando 
  • -Mueva las piernas 
  • -Esté asustado/a o alterado/a 

Después de unos minutos, o un poco más, el/la niño/a simplemente se calma y se vuelve a dormir. 

A diferencia de las pesadillas, en los terrores nocturnos los/as niños/as no recuerdan el terror nocturno al día siguiente porque estaban en un sueño profundo cuando ocurrió y no hay imágenes mentales para recordar. 

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a cuando tenga terrores nocturnos? 

Los terrores nocturnos pueden ser sumamente alarmantes para los progenitores, quienes se sienten inútiles cuando intentan consolar a su hijo/a. La mejor manera en la que puedes manejar un terror nocturno es esperar con paciencia y asegurarte de que tu hijo/a no se lastime si se mueve. Los/as niños/as suelen calmarse y volver a dormir solos en unos minutos. 

Es conveniente no intentar despertar a tu niños/as durante un terror nocturno. Primero, porque no suele funcionar Y después, porque los/as niños/as que se despiertan probablemente estén desorientados/as y confundidos/as, y les lleva más tiempo calmarse y volver a dormirse. 

No existe un tratamiento para los terrores nocturnos, pero es posible ayudar a prevenirlos: 
  • -Reduciendo el estrés de tu hijo/a 
  • -Creando una rutina a la hora de acostarse para dormir que sea sencilla y relajante 
  • -Asegurándote de que tu hijo/a descanse lo suficiente 
  • -Ayudando a tu hijo/a a no estar excesivamente cansado/a 
  • -No permitiendo que tu hijo/a se quede despierto hasta muy tarde 

Es importante que, si los terrores nocturnos son reiterados, hables con tu médico para saber si es necesario acudir a un especialista. 

¿Y vosotros/as? ¿habéis tenido alguna experiencia de este tipo con vuestros/as hijos/as? ¿Como conseguisteis superar dichos episodios? 

Nos gustaría que compartieseis vuestras experiencias, ya que todas ellas nos ayudan a crecer y entender mejor aquellas situaciones, por la que muchos/as padres/madres están pasando o pueden llegar a pasar. 

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