CONTROL TOTAL DE ESFÍNTERES

 


Palabras clave: control de esfínteres, pañal, proceso, maduración, criaturas, autonomía, adulto.

INTRODUCCIÓN:

La retirada del pañal y el control total de esfínteres, es un tema que preocupa a las familias, ya que existe una presión social por la incorporación de las criaturas al colegio, donde no está permitido el uso de pañales, en muchos casos.

Dicha presión e incertidumbre de si la criatura será capaz de abandonar el pañal, deja un poco de lado a la verdadera protagonista, en este caso, la niña o el niño. El control total de esfínteres es un proceso importante y nada fácil en el desarrollo mental y social, empieza desde el nacimiento, necesita una maduración de la criatura y un control y conciencia total de su propio cuerpo.

Permitir a las criaturas tomar la iniciativa de cuando es el momento en el que se sienten preparadas para dejar el pañal, no solo representa el respeto a la individualidad de este proceso, sino también a la persona, ya que los procesos de autogestión como es el control de esfínteres forman parte de lo más individual de cada persona. De esta forma les ofrecemos la posibilidad de ser los protagonistas de sus propios procesos de desarrollo y también de quien les acompañan en dichos procesos, dándoles la posibilidad de caminar hacia su autonomía con autoestima y confianza en lo que realizan.

¿QUÉ ES EL CONTROL DE ESFÍNTERES?

El control de esfínter no es un aprendizaje de un hábito nuevo, sino un proceso que implica una maduración de la criatura a tres niveles. Una maduración Neurológica, dónde el Sistema Nervioso Periférico se encarga de recibir las señales del cuerpo cuando la vejiga está llena y así abrir esfínteres. Fisiológica, ya que la criatura necesita conseguir sin intervención ni influencia de la persona adulta, una maduración de los órganos que intervienen en la micción y defecación, y de los músculos del suelo pélvico y sostén. Este trabajo muscular comienza, cuando el bebé es capaz de subir y bajar las piernas de forma autónoma, trabajando la zona abdominal, de tal manera que comienza a fortalecer todos los músculos relacionados en este proceso.

Y el tercer nivel de maduración sería, una maduración psicológica-emocional, donde las emociones son controladas por el sistema límbico. El lóbulo frontal, tiene que madurar para que la criatura acepte el cambio de no satisfacer sus necesidades inmediatamente y querer distanciarse del adulto, buscando autonomía. Pueden hacer esta renuncia cuando el interés parte de la propia criatura, aceptando las normas y haciendo un buen uso del lugar socialmente indicado para hacer pis o caca. La figura de la persona adulta en este momento es muy importante, ya que debe acompañar a la criatura desde pequeña.

Cuando ya ha adquirido esa maduración, la criatura será capaz de controlar sus esfínteres por decisión propia y según su particular ritmo de desarrollo, sin enseñanza, condicionamiento o instrucción directa, ya que este hábito forma parte de la vida y el desarrollo de todos los niños y niñas, que en su camino hacia la autonomía quieren imitar a sus figuras de referencia; las personas adultas. Sin olvidarnos que para que pueda tener éxito en este difícil proceso, la niña o el niño necesita voluntad, autoestima fuerte y el apoyo comprensivo de la persona adulta.

Respetando la iniciativa propia durante este proceso, les ofrecemos a las criaturas la posibilidad de conocerse a sí mismas y que ocurre con su propio cuerpo, afianzando su propiocepción. De igual forma tendrán la oportunidad de tomar conciencia de su capacidad de control voluntario.

Si a las criaturas se les quita el pañal antes de estar preparadas, es posible que tengan frecuentes escapes. Esto puede hacerles sentir incapaces, teniendo algunas consecuencias cómo el estreñimiento y la inseguridad emocional. Debemos tener en cuenta, que en estas edades están formando su identidad, buscan respuestas a, quiénes son y qué son capaces de hacer.

¿QUÉ SEÑALES NOS DA LA CRIATURA PARA IDENTIFICAR QUE EMPIEZA A ESTAR PREPARADA PARA ABANDONAR EL PAÑAL?

Las criaturas a lo largo de su infancia van dando señales del interés que van teniendo sobre su control de esfínteres.

Las personas expertas marcan como edad óptima de los tres a los seis años para llegar a conseguir un control total de esfínteres. En las investigaciones del Instituto Lóczy, un lugar donde se favorecía el desarrollo de la autonomía tanto física como emocional desde el primer momento, los niños y niñas llegaron a controlarlo de forma diurna a los treinta y cinco meses de media, llegando en algunos casos hasta los cuatro años de edad. Si bien, cada criatura tiene su propio proceso individual.

Otras señales que nos indican que las criaturas están preparadas están relacionadas con su desarrollo motriz. Que el niño o la niña camine, se siente y se levante solo de una silla, se suba y se baje el pantalón de manera autónoma.

Al mismo tiempo, que verbalicen e identifiquen cuando tienen pis y caca o perciban las ganas de hacerlo y desistan de un alivio inmediato. Es un tiempo en el que las criaturas se encuentran en la etapa del “YO”, y quieren realizar acciones de manera independiente, como quitarse sin ayuda los zapatos, la ropa y de igual manera, el pañal. Se interesan por lo que pasa en su cuerpo, las diferencias de los genitales femeninos y masculinos que observan al estar desnudas, preguntan sobre el embarazo y el nacimiento. A su vez, tienen gran posibilidad de movimiento y han ampliado su vocabulario. Aparecen palabras y frases como “tengo pipi” y preguntan por todo lo relacionado con su entorno.





 ¿CÓMO ACOMPAÑAMOS ESTE PROCESO?

La persona adulta no interfiere en esta actividad ni para distraer, estimular o enseñar a las criaturas. Desde nuestra mirada, les acompañamos en este proceso confiando en sus capacidades y respetando el proceso madurativo de cada una de ellas.

En cada niña o niño este proceso será diferente y son necesarias unas actitudes para su acompañamiento; tener la certeza de que son personas activas y capaces desde el nacimiento. Por ello, debemos permitir sus iniciativas sin prisa, verbalizando cada acción y los objetos empleados. El movimiento libre les proporcionará la seguridad postural que dará lugar al esquema corporal, un elemento importante para el control de los movimientos, el cuerpo y por supuesto, el control total de esfínteres. Permitirles ser conscientes de sus procesos emocionales, les dotará no solo tener más consciencia y capacidad de reconocimiento en lo que les sucede, sino que también les dotará de la autoestima necesaria para que llegado el momento se sientan capaces de alcanzar aquello que por iniciativa propia han decidido llevar a cabo.

En cuanto al momento en que la criatura lleve a cabo la acción en la taza del váter u orinal, la persona adulta le responderá con reconocimiento y alegría moderada, una actitud positiva, sin reproches ni comparaciones y una comprensión y aceptación cuando se moja o se ensucia.

Es imprescindible preguntar a las criaturas si quieren dejar el pañal y respetar su decisión. Si no quiere, quizás más adelante sea el momento. Cuando la niña o el niño no quiera llevar pañal antes de lo que la persona adulta querría o considera adecuado, debemos permitir que viva la experiencia, que experimente este proceso a su manera y que sienta que la persona adulta confía en sus decisiones.

Siempre se puede ofrecer de nuevo un pañal, confiando en sus capacidades, estos pequeños pasos que en primer momento pueden parecer hacia atrás, no harán más que afianzar los siguientes y les dotará de la confianza necesaria para llegar hasta donde se han propuesto.

“Porque los ojos no bastan para ver, también hay que estar atento, sentir y pensar por los niños y niñas, meternos en su mundo y vivirlo, debemos darnos cuenta de que es bueno o malo para ellos y de qué manera, y ayudarlas en los momentos adecuados y de una forma que responda a sus necesidades”

Emmi Pikler

 



 E.I Elena Fortún, Madrid. Autores: Oscar Gómez Barreda y María Minaya Moren

 


BIBLIOGRAFÍA

-    PIKLER-LÓCZY DE HUNGRÍA, A. (2017). Claves de la Educación Pikler-Lózcy. Budapest, Elena Herrán.

-      MONOGRÁFICO. (2016). “La Pedagogía Pikler-Lóczy de Educación Infantil”. Reladei.

-     GONZÁLEZ, C. (2012). “Bésame mucho”. Planeta.

-   Pantley, E. (2010). “Ir al váter sin lágrimas”. Medici.

 

 

 




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