EL CAMBIO DE PAÑAL.

 



"La imagen positiva que se forma de sí mismo, que el niño puede obtener durante los cuidados,  fundamenta su capacidad para amar a otros y convivir con su entorno en armonía."

(Kálló, E. 2016) 

PALABRAS CLAVE

  • Pañal
  • Cambiador
  • Vínculo afectivo
  • Autonomía
  • Momentos
  • Gestos delicados
  • Criaturas
  • Personas adulta

EL CAMBIO DE PAÑAL: UN MOMENTO DE RELACIÓN

Algo que debemos de recordar es la especial importancia que tienen los primero años de vida sobre todo en aquellos momentos en los que los niños y niñas han vivido en relación con las personas que los cuidan.  (Kálló, 2016)

Estos momentos de cuidado ofrecen la oportunidad de crear un vínculo afectivo, que les permita descubrirse a sí mismos y al entorno que le rodea sin limitaciones, con seguridad y guiados por su interés.

Gracias a la percepción de este momento como algo placentero y de respeto hacia su autonomía y su cuerpo, se dará una relación en la que percibirán que les respetamos como personas, construyendo así una relación real. Al favorecer y crear esta relación, se evita que desarrollen una demanda efectiva, lo cual les permite sentirse más tranquilos y seguros en sus momentos de actividad autónoma (juegos, movimiento) haciendo que puedan desplegar todo su potencial.

 


Este momento de atención individualizada, unido a un ritmo y rutina diaria con estabilidad en el tiempo y en el espacio, favorecen sin duda a la toma de conciencia de sí mismos (Kallo, 2016). A través de ese trato personal, se les ayuda a comprender a los niños y las niñas quienes son, qué les ocurre, qué les están haciendo, en qué entorno  se encuentran, así como qué va sucederles, generando una confianza, seguridad y autoestima, no solo en el momento de cambio de pañal sino en la forma en la que se integran en el mundo que les rodea.

 

LA ACTITUD DE LAS PERSONAS ADULTAS

El cambio de pañal debe procurar a los niños y niñas tanto su bienestar y confortabilidad, como la satisfacción de sus necesidades. Es un momento de intimidad, pero también de interacción, donde el fin de dicha interacción es favorecer la seguridad emocional que les permita sentirse libres y seguros para actuar con interés y confianza en todo su día a día.

 


Es de vital importancia promover en los niños y niñas el placer con respecto a la actividad, al igual que favorecer cualquier posibilidad de autonomía y cooperación. Para ello el adulto tiene un papel fundamental en dichos momentos y debe ser consciente y procurar promover los siguientes aspectos:

 

·   Tratar a los niños y niñas como seres que sienten, observan y comprenden y no como objetos pasivos, por muy preciados y delicados que veamos dichos objetos.

 

·   Tener una presencia plena en ese momento, donde nuestros pensamientos y acciones van destinados a quién tenemos delante, donde la importancia no la cobran únicamente las acciones derivadas de cambiar un pañal, sino también del disfrute compartido de estar juntos.

 

·  Realizar dicho momento mediante una coreografía, donde todo pueda ser previsible, anticipable y entendible por los niños y niñas. Con gestos y movimientos suaves y delicados, perfectamente acompasados y que siempre tiene la misma secuencia, de modo que puedan anticiparlos y así favorecer su seguridad, cooperación y autonomía.

 

·    Cada gesto y acción por parte del adulto vendrán determinados por la aceptación de los niños y niñas, a través de la escucha activa de su lenguaje verbal y no verbal, donde les hacemos comprender la importancia de su propio cuerpo, y que todas las interacciones sobre él serán aquellas que provengan de su aceptación plena.

 

·  Facilitar a los niños y niñas el tiempo que necesitan, para que perciban la actividad sin prisa ni brusquedad. Si bien la persona adulta es la que guía y estructura la actividad para establecer un marco seguro y de referencia, ofrecerá este tiempo para que ellos puedan dar una respuesta y sentirse escuchados, aceptados y comprendidos.

 

·  Las personas adultas se ofrece tiempo a sí mismas, para poder escuchar, percibir y entender las demandas y mensajes de las criaturas, a través de los diferentes canales comunicativos. Un tiempo que le permite vivir esos instantes de una forma tranquila y relajada, para trasladar en plenitud un instante placentero para ambos.

 

·   Posicionarnos de forma cómoda y relajada, donde nuestro tono corporal sea un transmisor de la calma y delicadeza en los contactos físicos que tengamos. Este posicionamiento nos ha de situar a la misma altura de los niños y niñas para favorecer una mejor comunicación. Para ello será fundamental una buena adecuación del entorno físico y material.

 

·   Favorecer una comunicación bidireccional y en el mismo plano, de igual a igual, en el que las criaturas sientan que se les tiene en cuenta, que son escuchados y que se responde a sus demandas e intereses. Dicha comunicación ha de atender al lenguaje verbal y en especial al no verbal. Con su mirada nos muestran sus intereses y su conexión hacia quien le acompaña en esos momentos. Con sus gestos nos hacen partícipes y nos ofrecen su cooperación. Su tono corporal nos hace ver como se encuentran y vivencian ese momento. Estar abiertos y conscientes a todos los canales comunicativos, nos da la oportunidad de tener una comunicación de calidad.

 

·   Buscaremos en todo momento establecer contacto visual con los niños y niñas, buscando una conexión plena con quien tenemos delante. Dicha búsqueda comunicativa no será forzada sino de forma natural, atendiendo a sus demandas e interés podemos tener miradas compartidas que hagan que dicha conexión nos permita guiar a las criaturas como parte de una relación dual.

 

·    Promoveremos la cooperación de los niños y niñas en base a su grado madurativo, no como algo obligado o impuesto, sino como una oportunidad de que se sientan parte activa, fomentando así la percepción de sí mismos y su autoconocimiento, lo cual les permitirá, en definitiva, afirmarse como personas.

 


Estos cuidados amorosos y conscientes, además de establecer un vínculo afectivo, pueden ser parte de la educación más temprana de los niños y niñas. Tanto las criaturas como las personas adultas son participantes activos de dichos momentos, a través de la experiencia amorosa y atenta que el adulto incorpora a dicho momento en el día a día de los niños y niñas, favorece el despertar de su conciencia y autoestima (Kálló, 2016)


 

CÓMO ACOMPAÑARLO: PREPARACIÓN PREVIA Y COREOGRAFÍA

 

Preparación del momento:

 

·        Anticiparemos previamente al niño o la niña antes de que llegue su turno de cambio, haciendo referencia al motivo del cambio.

·      Nos dirigiremos al niño o la niña indicándole que es su turno de ir a la zona de cambio y esperaremos su aceptación. Acompañándole al cambiador.

 

 

Acceso al cambiador o zona de cambio:

 

·     Ofreceremos la posibilidad de que pueda acceder autónomamente al elemento donde se realice el cambio (siempre que sea posible), atendiendo al grado madurativo del niño o la niña.

·      Preparemos la zona de cambio con todo el material del niño o la niña y los elementos de accesibilidad al mobiliario donde se realice el cambio.

·       Nos situaremos en una posición a su altura y donde estemos cómodos y relajados.

·      Estableceremos contacto visual y buscaremos estar conectados al niño o la niña mediante un diálogo de lenguaje verbal y/o no verbal.


Coreografía:

 

El camino hacia la autonomía es un proceso en el que las criaturas necesitan, de una maduración fisiológica y emocional, las personas adultas que las acompañamos en este proceso podemos ser un sostén y una guía para facilitar este camino.

Que los niños y niñas, puedan anticipar que va a suceder en cada momento, les aporta la seguridad de poder conocer previamente cada acción y de esta manera, a su propio ritmo y cuando estén preparadas, pueden tener la oportunidad de cooperar y sentirse partícipes de su propio proceso de desarrollo.

La coreografía hace referencia a una interacción secuencial, que siempre ocurre de la misma manera y que permite a las criaturas ir integrando poco a poco una forma de relación y comunicación en la que les será mucho más sencillo ser partícipes si pueden anticiparla, porque ya conocerán previamente que va a suceder.

 


De esta manera, podemos ofrecer una coreografía de la siguiente manera:

  • Anticiparemos cada acción que vayamos a realizar y esperaremos la aceptación del niño o la niña. Dicha aceptación se puede manifestar mediante su cooperación participando en la acción, relajando su tono corporal, realizando algún movimiento que facilite la acción al educador o la educadora, o mirando a la zona o el elemento donde se produzca la acción.
  • Comenzaremos siempre por el mismo lado y de abajo arriba. Dicha anticipación mencionada anteriormente se realizará no solo de forma verbal sino utilizando el mayor número de canales comunicativos (visual, gestual) Durante todo el tiempo que dure el cambio de pañal, buscaremos la mayor de las individualidades, atendiendo a sus intereses y deteniendo la acción que estemos llevando a cabo para compartir mutuamente y en plenitud dicho interés.
  • Quitaremos el calzado, los pantalones, desabrocharemos el body y lo abrocharemos en un lateral o sobre uno de los hombros para facilitar la acción del cambio (quitándolo por completo sólo en caso de que fuera necesario), para otras prendas de la parte superior, las remangaríamos si fuera necesario para ayudar al momento de limpieza. En cada acción iremos nombrando los elementos que van interviniendo, el lado en el que se lleva a cabo buscando fomentar su autonomía y cooperación y esperando los gestos y movimientos que nos den su aceptación.
  • Restiraremos el pañal, ofreciendo posibilidad de participación siempre que el grado de desarrollo motriz del niño o la niña lo permita.
  • Mostraremos aquello que hay en el pañal, para ir fomentando el reconocimiento del pis y la caca.
  • Tiraremos el pañal a la basura sin hacer manifestaciones emocionales o gestuales, sobre el hecho de que la caca o el pis vaya a la basura o sobre su olor y composición.
  • Mostraremos los elementos que intervienen en la limpieza y le ofreceremos tocarlos para que pueda anticipar la textura y temperatura de aquello que tendrá contacto con su cuerpo.
  • Podemos mostrar dos pañales y daremos a elegir uno de ellos, fomentando que el niño o la niña se sienta con capacidad de elección durante el momento del cambio.
  • Colocaremos el pañal, y las prendas de vestir de arriba abajo, empezando al igual que el desvestir siempre por el mismo lado, mostrando cada una de ellas antes de realizar la acción. Buscando, como anteriormente hemos hecho, el mayor número de canales comunicativos para poder anticipar y establecer diálogos. De igual modo, procuraremos que exista una adaptabilidad por parte del educador o la educadora, lo cual ofrece al niño o la niña libertad de movimiento, posibilidades expresión y oportunidad de cooperación.
  • Indicaremos al niño o la niña cuando haya finalizado el cambio y ofreceremos la posibilidad de que pueda salir autónomamente del elemento donde se ha realizado el cambio (siempre que sea posible) atendiendo al grado su madurativo y a su seguridad.

 


NATURALIDAD Y CONEXIÓN 

El cambio de pañal ha de nacer no únicamente de una necesidad sino también de una oportunidad de encuentro, de un momento de relación e intercambio, donde tanto la persona adulta como la criatura se pueden conocer. Quienes acompañan este momento, han de tener en cuenta que la naturalidad y conexión con las niñas y niños es igual de importante que la “técnica manipulativa”, para que las criaturas no solo se sientan que se respeta su cuerpo, sino también sus intereses, sus respuestas y sus demandas. 


El papel de las personas adultas, no solo consistirá en acompañar o guiar la acción del cambio, sino que también pueden ofrecer una imagen a las criaturas de quienes son y qué les esta sucediendo, de tal forma que no se acompaña únicamente en su autonomía física sino también en la emocional.


ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN EL CAMBIO DE PAÑAL

 


Autores: Eduardo Rodríguez Huete, Kevin Lara Canet (E.I. Alegría de la huerta).


BIBLIOGRAFÍA

Herrán, E. (Editora) (2018). Cap. I, Claves de educación Pikler- Lóczy (pp. 107-111), Pikler, Budapest.

Kálló, E. (2016), Sobre la unidad de los cuidados y la educación una vez más, RELAdEI 5.3, pp. 15-20.

Falk, J. (Editora) (2013), Bañando al bebé el arte del cuidado, Asociación Pikler-Lóczy de Hungría, Budapest.





 








 



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