PIES DESCALZOS



Palabras clave
: pies descalzos, infancia, movimiento libre, desarrollo cognitivo, conciencia corporal, equilibrio. 


Introducción:

Descalzarnos al llegar a casa forma parte de un hábito muy extendido en nuestra sociedad. Nuestros pies se liberan de la atadura de los zapatos y de ese límite físico entre nuestro cuerpo y la tierra, proporcionándonos una sensación placentera y de libertad. Sin embargo, cuando de criaturas se trata, encontramos información contradictoria que nos genera dudas en torno a, si es apropiado o no, que permanezcan descalzas. Y es que tan pronto escuchamos opiniones defendiendo este hábito, como encontramos anuncios publicitarios vendiendo los beneficios de determinados tipos de calzado, indicado para edades muy tempranas, incluso antes de que los bebés caminen. 

Siendo conscientes de la necesidad de favorecer y respetar el movimiento libre en las criaturas, nos adentramos en el análisis de algunos aspectos y características inherentes al desarrollo en la infancia, con el fin de comprender las virtudes de caminar descalzos durante los primeros años de vida. 

El secreto está en nuestros pies.

El desarrollo del ser humano es fruto de una compleja interacción desde el nacimiento entre el ambiente y el organismo. La piel, siendo el mayor órgano de nuestro cuerpo, actúa como barrera protectora del mismo, contribuye a mantener íntegras sus estructuras y aporta un maravilloso sistema de comunicación entre nuestro cuerpo y el entorno más próximo. 

En el caso de los pies (estructura sobre la que nos sustentamos y que se caracteriza por estar en continuo contacto con el suelo), la piel que los recubre recoge esa información y la hace llegar al sistema nervioso central a través de los receptores plantares. Estos datos del entorno contribuirán a la puesta en marcha de los mecanismos apropiados para mantener la postura, lograr el equilibrio y generar infinitos patrones de movimiento.

Nuestra piel está diseñada para evitar la entrada de patógenos. Existe la creencia de que las criaturas pueden enfermar por el hecho de estar o caminar descalzas, siendo mucho más probable que los infantes contraigan una enfermedad a través de la boca. Esto es debido a que, desde el nacimiento, la exploración oral es el modo en que llevan a cabo el descubrimiento de su cuerpo y del entorno que les rodea, convirtiéndose este hecho en la forma en que comúnmente ingresan en su cuerpo virus y bacterias.




Los pies nos descubren el mundo.


Es cierto que el calzado protege nuestros pies del impacto con el suelo, de dañarnos la piel, de la suciedad, del frío, etc.… pero, como veremos a continuación, en entornos cuidados como puedan ser el hogar, la escuela, la arena de la playa, el jardín... los beneficios que aporta la sencilla práctica de liberar los pies del calzado son innumerables desde el nacimiento. 

Tanto el pie como la pierna de un niño/a, al igual que su cuerpo en general, experimentarán una evolución natural en sus primeros años de vida. Los pies de las criaturas al nacer no contienen ningún hueso. Consisten en una masa de cartílago que, a lo largo de la infancia y parte de la adolescencia, irá osificándose para convertirse en los veintiséis huesos que integran el pie humano adulto.

En estas primeras etapas, es recomendable que los pequeños permanezcan descalzos el mayor tiempo posible sobre diferentes superficies. De este modo se fortalecerán los pies y la parte inferior de las piernas, haciendo que el cuerpo sea más ágil y menos propenso a las lesiones.

A medida que las pequeñas almohadillas de los pies de los bebés sienten, se mueven y se equilibran en la superficie que están explorando, la información enviada al cerebro desde las vías táctil, propioceptiva y vestibular, mejorarán la posición y la fuerza del impulso que se emplea en el movimiento, ayudándole a desarrollar su conciencia corporal



Investigaciones en torno a la vida intrauterina señalan que las terminaciones nerviosas de la piel se desarrollan tempranamente, en torno a la decimoquinta semana de gestación. Al nacer, los pies del recién nacido poseen una sensibilidad táctil exteroceptiva mucho más fina que la de la mano, manteniéndose así hasta aproximadamente el noveno mes de vida. Por ello, durante estos primeros meses, los pies cobran un protagonismo especial, brindando información al sistema nervioso central acerca del mundo que comienzan a descubrir. A partir de esta edad, el pie de forma gradual va perdiendo este tipo de sensibilidad y se inicia otra más profunda, la sensibilidad propioceptiva. Esta percepción inconsciente de nuestra propia postura y movimiento, junto a toda esa cantidad de información recibida en los primeros meses, favorecerán el desarrollo cognitivo, así como la coordinación de los movimientos implicados en la conquista del equilibrio y el control postural.

En su tesis doctoral, PIKLER, E., (1985): "Moverse en libertad. Desarrollo de la motricidad global". Madrid. Ed. Narcea”, acerca del desarrollo de la infancia 0-3 años, Emmi Pikler (pediatra húngara, pionera del movimiento libre y acompañamiento respetuoso) concluye la importancia de no obstaculizar ni intervenir en el desarrollo motor, sino proporcionar a las criaturas situaciones y oportunidades para que puedan moverse de forma autónoma, espontánea y en libertad, atendiendo a la maduración orgánica y nerviosa de cada pequeño individuo.

La doctora Pikler destaca en sus tratados la necesidad de que el calzado no limite el movimiento, y argumenta el hecho de que calzar continuamente a las criaturas que no caminan, obstaculiza la información y percepción que reciben en cuanto a la posición y el movimiento de sus pies en relación con el espacio.




Recapitulando

Una de las principales características del desarrollo cognitivo en edades tempranas, es la prevalencia de lo sensorial y lo motor sobre cualquier otro aspecto. Tomando como referencia esta afirmación, hemos de cuidar y permitir la libertad de movimiento en las criaturas, favoreciendo el hecho de permanecer descalzas, procurando para ello un espacio protegido, con una temperatura agradable, y en condiciones higiénicas adecuadas. 

Un calzado continuo, además de añadir un peso excesivo a los pies e impedir que se muevan libremente, limita la valiosa información que el hecho de experimentar sensaciones como la temperatura, texturas, desniveles, irregularidades del terreno... les brinda del mundo exterior.

La interacción de los pies al desnudo con el entorno mejorará la posición de las articulaciones, reforzará la musculatura y, en definitiva, favorecerá el desarrollo motor espontáneo.




E.I. El Fresno, Madrid. Autoras: Raquel Huerga, Sonia Ayala, Anna Güell. 




BIBLIOGRAFÍA: 

* PIKLER, E., (1985): "Moverse en libertad. Desarrollo de la motricidad global". Madrid. Narcea. 
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* ALFARO, V. (2016): "¿Es bueno que los bebés caminen descalzos? Podoactiva-podología y biomecánica. 
* ARAGUAS, C., CORBÍ, F., VERGES, C., (2017): "Importancia de la sensibilidad plantar en la regulación del control postural y del movimiento". Vol.52, 2016, 149-158 
* ALFARO, V. (2018): "¿Sabes si tu hijo pisa bien?. Guía completa de podología infantil".Podoactiva-podología y biomecánica.
 * ADRADA, A., LASEO, S., MARÍN, L., MARTÍN, C., SÁNCHEZ, A. (2019): "Cosquillas y caricias en los pies de los bebes". Podoactiva-podología y biomecánica.
 * CARBÓ, A (2020): "Caminar descalzos en casa, ¿es bueno para nuestra salud podológica?". Podoactiva-podología y biomecánica







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